La lectura será deseada o no será

No hay peor libro que el que se obliga a leer.

Kiki Aguilar
3 min readAug 14, 2021
Sally Nixon

Hace cerca de cuatro años pude realizar uno de mis sueños más grandes: asistir a una Feria del Libro. Si bien aún no he logrado recorrer la FIL Guadalajara, pude visitar la FILEY en Yucatán por dos años consecutivos. La experiencia cumplió todas mis expectativas y, naturalmente, salí cargada de libros. Incluso me topé al que fuese mi primer amor de primaria (pero eso es otra historia). Entre todos los recuerdos que conservo, existe uno que no he podido sacar de mi cabeza por más tiempo que pase.

Se trata de una discusión entre madre e hijo sobre qué libro leer. El hijo, de aproximadamente ocho a diez años, insistía en algún libro infantil mientras la madre, sin siquiera voltear a verle, se negaba rotundamente, argumentando que esos eran “libros para niños” y que él ya estaba muy grande para leer esas cosas. Así, tuve que presenciar mientras la madre lo llevaba a rastras a un stand repleto de libros con las portadas más desabridas que recuerde haber visto.

Lo que me lleva a otro recuerdo, esta vez de mi experiencia en secundaria, hace muchos ayeres, cuando un profesor decidió castigar al inquieto de la clase enviándolo a leer El Quijote de la Mancha a la “biblioteca” y posteriormente escribir un resumen de ello. Mind you, esta pseudo-biblioteca era un cuartito apenas más grande que una bodega, que contaba solamente con una ventana y una puerta, al que siempre llegaban las mismas cinco personas, incluyéndome. Sobra decir que la decisión del maestro me dejó mal.

La próxima vez que fui a tomar un libro de nuestra humilde biblioteca, me aseguré de buscar El Quijote de la Mancha y lo que encontré fue una edición viejísima, gordísima y con un vocabulario tan complicado que ni siquiera pude pasar de la primera página. No hace falta ponerse en los zapatos de ese chico, relegado a un claustrofóbico cuartito, obligado a leer un libro gigantesco que ni siquiera le interesaba, para entender que aplicar la lectura como castigo es una de las peores decisiones jamás tomadas.

Lo mismo con obligar a alguien, así tenga diez o treinta años, a leer algo que no le place solo por considerar que sus lecturas no son lo suficientemente intelectuales para nuestros estándares. La lectura no se fuerza, no es algo que se pueda imponer a rajatabla; es algo que debe nacer desde dentro del lector. No hay peor (¿o mejor?) manera de alejar a alguien de la lectura que obligándole a leer. It backfires. Every. Single. Time.

Según la UNAM, más del 70% de mexicanos no lee ni un solo libro al año. Let that sink in. Entre el por qué encontramos diversas razones pero enfoquémonos en dos de ellas: la economía y la cultura. Personalmente, visitar una librería en la actualidad implica mirar los estantes, encontrar libros que deseo leer, conocer su precio e irme (decepcionada) con las manos vacías. Si bien me va, podré ahorrar para regresar por ese libro en algunas semanas (o meses) y repetir el proceso al menos una docena de veces hasta que haya completado mi wishlist (lo cual no ocurre) o desista y recurra a epub descargables cuya legalidad es cuestionable.

Aunque quizá no todo está perdido, pues existen diversos proyectos culturales que buscan promover la lectura (“Salas de lectura”, “Olimpiadas de lectura”, “El rincón del libro”, entre otros). ¿Por qué entonces los mexicanos siguen sin leer? Desde mi experiencia, esto deriva de un problema sistémico con el que se ha lidiado por años, alimentado por la desigualdad, la economía, el elitismo y la educación. Por si fuera poco, si a la falta de hábito le sumamos el adoptar los libros como un método de castigo o deber, en vez de elegir un acercamiento ameno y entretenido a la lectura, la pregunta se responde sola.

Y es que no hay peor libro que el que se obliga a leer, porque la lectura no debe ser castigo. No es algo que entre a la fuerza, no se hace hábito cuando previamente se hizo obligación. En cambio, es algo que emociona, que entretiene, que enamora y que necesita transmitirse asimismo, pues lo contrario es equivalente a no ser transmitida en absoluto.

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Kiki Aguilar

Lesbiana aromántica habla inglés sola y escribe como terapia gratis.